Osvaldo Piro (1937-2025)

Imagen Portada

El jueves 7 de agosto, nuestro tango perdió a un músico y director extraordinario, de quien Ricardo García Blaya expresara… “es sin duda el más interesante artista surgido de la eclosión musical generada por Piazzolla, no solo por su estilo interpretativo sino también, por la calidad de su obra como compositor…”.

Empezó de purrete a estudiar bandoneón con el Prof. Alfredo Cordisco, hizo su propia maestría junto a leyendas del tango y pasó más de seis décadas sacando lo mejor que un fueye puede dar.

Cuando Osvaldo contaba 16 años, el enorme Alfredo Gobbi lo llevó a su orquesta. Después se fue a tocar con Fulvio Salamanca y, al tiempo, se “ligó” el mejor padrino de todos: Aníbal Troilo “Pichuco”.

Como director dejó huella… por la longitud de su carrera y, muy especialmente, por sus hitos impregnados de profundidad. A los 30 años brilló con su disco Piro ’66, evocado como “una de las joyas del género”.

Formó pareja con nuestra querida Susana Rinaldi y tuvo con ella dos hijos notables: Alfredo y Ligia.

Al compás de su batuta, de 1994 al 2000, enalteció a la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto.
Su necesidad de sosiego para la creación, lo llevó hace muchos años a La Falda, provincia de Córdoba, donde conformó su orquesta típica con jóvenes que, bajo sus alas, se convirtieron en grandes músicos.

También dirigió la Orquesta Provincial de Música Ciudadana de Córdoba, entre 2003 y 2009.

Sí, ganó premios importantes como el Konex y el Martín Fierro, entre otros, pero su mejor distinción está en temas como “Octubre” o “Azulnoche”. Por esa clase de tesoros son recordados los grandes.

¡Hasta siempre Maestro!

Q.E.P.D.